“Dios no es Dios por estar por encima de todos; lo es porque no se separa de nadie. Como Cristo de nuestras vidas, como el pan para vivir de nuestras mesas, como el Pan de vida eterna de nuestras misas”. Reflexiones de Hugo Mujica en torno a la continuación del discurso del Pan de Vida en el evangelio.
El pan que nos reúne
Gratuidad hecha pan
Comentando en el evangelio de este domingo el discurso del Pan de vida, Hugo Mujica nos llama a imitar la gratuidad divina, haciéndonos nosotros también pan para los demás: “Esa entrega nuestra es la única prueba de que en verdad y concretamente creemos en Jesús, porque también nuestro pan es pan para el hambre de los demás”.
Denles ustedes de comer
La multiplicación de los panes nos llama responder a las palabras de Jesús: “Denles ustedes de comer”. “Se trata de realizar el milagro más humilde y cristiano, el que todos estamos llamados a realizar: el de hacer presente a Dios en cada pan que partimos y compartimos, el de llevarlo hacia cada hambre al que acudimos”.
Palabra hecha vida
La palabra, para que sea verdad, para que transmita vida, ha de ser coherente. La palabra tiene el poder de convocar, de reunir; pero ante todo, debe “reunir nuestras palabras con nuestros actos, nuestra vida con nuestra fe, nuestros sentimientos con los de la misericordia de Dios”. Solo así la palabra se hace carne en nosotros.
A imagen de la Trinidad
El hombre recibe recibe el Ser, se abre al mundo para transformarlo, y entra en comunión con los demás seres. Así, el ser humano es imagen de la Trinidad, que “no es ninguna abstracción, es revelación de Dios, pero por eso mismo, revelación del hombre, de lo que cada uno de nosotros está llamado a ser”.
Espíritu vivificante
Celebrar Pentecostés es reconocer la presencia del Espíritu de Dios, que le da vida a nuestra vida: “El Espíritu Santo es la vitalidad de la vida, de la exsitencia, de la fe: es la posibilidad de que Dios siga siendo para nosotros vida y no memoria, esperanza y no nostalgia, sorpresa y no costumbre, acontecimiento y no repetición”.
La Ascensión
Celebrar la Ascensión es celebrar que la historia personal de cada uno de nosotros no morirá: “Nuestra corporeidad, la carne misma, la historia hecha huellas en nuestro rostro, la vida cargada en nuestras espaldas, todo eso entrará en el cielo: todo eso es definitivo, está grávido de eternidad. Todo eso, de alguna manera, será para nosotros Dios”.
Frutos que se entregan
La fecundidad, el dar fruto, es una cualidad inherente a la vida; todo fruto, a su vez, tiene razón de ser en la entrega. Así, la vida espiritual auténtica es la que produce frutos que se entregan. “La rama que está llena de frutos se inclina por el peso de los racimos, se inclina para hacerse cercana, para ofrecerse y ofrendarse, para invitar a ser tomada”.
Cordero y Pastor
Jesús fue cordero sacrificado, y por eso es pastor. Esto nos muestra que el estar dispuestos a dar la vida es la única forma de guiar a otros. “No hay otra ley, no hay otra teología, no hay otra moral. Jesús es la imagen del pastor y cordero reunidos, del poder sacrificado, del poder ejercido como servicio, no como dominación”.
En camino
La vida es movimiento, es un camino a recorrer, y cada paso es una elección, es una fidelidad o una traición a la meta que queremos alcanzar. Estamos llamados a conjugar el Verbo de Dios, darle nuestro tiempo, a darle un presente y un futuro en nuestra vida, sin sustantivarlo como algo inamovible o atrincherarlo en el pasado.