¿Existe una posición intermedia entre pretender poseer la verdad absoluta sobre Dios e ignorarlo por completo? Respuestas de Anselm Grün y David Steindl-Rast tomadas del libro “Lo que creemos”.
Para los cristianos, Cuaresma es un tiempo para volver a nuestro verdadero Ser. Ayuno, oración y limosna restablecen nuestra unidad interior, nuestra pertenencia al universo y nuestra unión con la Fuente de la vida.
“¿Por qué las religiones se apartan de cosas tan básicas como el respeto, la gratitud o el amor?”, preguntan al hermano David. Una respuesta esclarecedora y una invitación a comprometernos desde nuestro lugar.
Si vemos dificultades y tensiones a nivel mundial… podemos verlas como los dolores de parto que preceden al nacimiento de un mundo mejor. Son los deseos que el hermano David nos expresa en su carta de Navidad. ¡Que el Niño que trae la paz nazca en nosotros!
La música es un misterio, como la vida misma… Con ocasión del Día de la Música, celebrado cada 22 de noviembre, compartimos reflexiones del hermano David en que habla de la música como una realidad que ilustra el misterio de nuestra existencia.
Construyamos un mundo mejor tomando conciencia de que formamos una sola familia con toda la humanidad y con todos los seres vivos. “¿Podemos extender nuestra preocupación hasta abrazar a todos los miembros de la Familia de la Tierra?”
El hermano David propone a la religión (siempre que sea auténtica) como la única fuerza humana capaz de lograr la paz en el mundo, ya que la experiencia religiosa nace de un sentido de pertenencia universal, en el que ya no existe el “nosotros” y “ellos”: todos somos uno.
Ahora bien, ¿por qué digo que solo la religión puede darnos la energía para pagar semejante precio? No estoy identificando a la religión con las religiones; si así lo hiciera, no podría afirmar aquello. Pero debe haber alguna relación entre la religión y las religiones. ¿Qué es lo que hace que las religiones sean religiosas?
El hermano David Steindl-Rast analiza el gesto de la gratitud, y nos propone elevarnos desde el plano humano a la gratitud trascendente, al encuentro del Dios que es Dador, Receptor y Don. “Allí radica nuestra humana responsabilidad: la de encontrarle un sentido a nuestro paso por este mundo; la de celebrar el sentido de nuestra vida mediante el gesto de la gratitud”.